El abanico: su lenguaje y significado

por | Nov 4, 2021 | Aires de Feria | 0 Comentarios

La vestimenta del feriante sevillano tiene un protocolo que se ha conformado con el paso de los años. El hombre debe ir arreglado, si es posible, de chaqueta y con un clavel en la solapa. En los últimos años, con la moda de las redes sociales y las tendencias, parece que todo aquel que no lleve corbata no va bien vestido a la Feria de Abril de Sevilla. La tradición indica todo lo contrario. En el caso de la mujer, el traje de flamenca o gitana sigue el protocolo, además de ir acompañado con atributos como el mantón, la flor , la peineta y, en muchos casos, el abanico.

En Sevilla se dice traje de flamenca o de gitana por una razón histórico-social. En los primeros años de la Feria de Abril, las mujeres que iban con los tratantes de ganado eran en su mayoría de etnia gitana y éstas vestían con batas de percal, con uno o dos volantes de vistosos colores. Será a partir de 1929 cuando el traje de flamenca, o de gitana, se consagra como vestido oficial para las mujeres. Pero, ¿cuándo aparece el abanico?

El abanico en España

El abanico es, al igual que los farolillos, un elemento con origen asiático que data del segundo milenio antes de Cristo. Con antecedentes en el flabelo egipcio, su estructura evolucionó del tipo fijo circular al modelo plegable, probablemente el más extendido en España.

En nuestro país, las primeras referencias al abanico datan del siglo XV, precisamente cuando Castilla y Aragón comenzaban con esa labor comercial que acabaría convirtiendo a España en una potencia mundial.

Con el paso de los años el uso del abanico se democratizó a todas las clases sociales y las mujeres comenzaron a usar el llamado abanico de pericón. Los hombres también lo llevaban, pero en este caso el abanico era de menores dimensiones para así meterlo en el bolsillo.

El de pericón, muy ligado al flamenco, al teatro y a la danza, se convirtió en un instrumento exclusivamente usado por las damas y adquirió un lenguaje y unos códigos propios. En una época en la que la mujer vivía muy cohibida, el abanico se convirtió en un atributo de liberación que permitió, en base a unos códigos, coquetear con los hombres.

Un simple gesto de muñeca

En España, este lenguaje tan particular aparece a finales del siglo XVII y principios del XVIII, convirtiéndose en el más fiel aliado de coqueteo de las mujeres españolas. A través de su uso, las damas crearon un lenguaje para comunicar, al interesado o interesada, hasta dónde podían llegar en el cortejo.

Por ejemplo, abanicarse rápidamente mirándote a los ojos se traducía como “te amo con locura”. Ese mismo gesto, si se hacía lentamente, adquiría un mensaje muy distinto: “estoy casada y no quiero nada contigo”. Abrir el abanico y mostrarlo equivalía a un: “puedes esperarme”. Sujetarlo con las dos manos aconsejaba un cruel “es mejor que me olvides”. Si una mujer dejaba caer su abanico delante de un hombre, el mensaje era apasionado “te pertenezco”. Si lo apoyaba abierto sobre el pecho a la altura del corazón: “has ganado mi amor”. Si se cubría la cara con el abanico abierto: “Sígueme cuando me vaya”. Si lo apoyaba en la mejilla derecha equivalía a un “sí”, pero si lo apoyaba sobre la izquierda era un “no” rotundo.

Sin duda, el abanico era un arma de seducción para las féminas. El objeto se convirtió en un elemento muy útil para las mujeres que vivían en una época más restrictiva por el simple hecho de haber nacido mujer. Un gesto de muñeca decía muchísimo.

Muchos escritores han descrito el poder que implicaba el buen el uso del abanico. Joseph Adison lo resumió de una manera excelente: “Los hombres tienen las espadas, las mujeres el abanico, y el abanico es, probablemente, un arma igual de eficaz” .

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